14 mayo 2009

Algo de Tiempo para el Ser



Henri Bergson, filósofo vitalista y espiritualista francés, nació en París, de madre inglesa y padre exiliado polaco de origen judío. Ejerció como profesor de enseñanza secundaria en varios Liceos. Su filosofía se inscribe en el contexto de la crítica al positivismo, a la psicología asociacionista y al neokantismo, y aparece como continuadora de un cierto espiritualismo, pero destaca especialmente su enfoque vitalista y su interés por el evolucionismo. Tuvo también muchas conexiones con el pragmatismo y con la concepción utilitarista de la ciencia.  

(El positivismo consideró que el único conocimiento posible es el científico. La psicología asociacionista consideró que toda conciencia es el resultado de la combinación de determinados elementos simples y últimos derivados de la experiencia de los sentidos. El neokantismo fue un movimiento filosófico alemán que preconizó un retorno a Immanuel Kant frente al idealismo absoluto de Georg Wilhelm Friedrich Hegel. El espiritualismo pues es un movimiento religioso cuya doctrina afirma la existencia del espíritu como realidad distinta y superior a la materia. El vitalismo es la posición filosófica caracterizada por postular la existencia de una fuerza o impulso vital sin la que la vida no podría ser explicada. El evolucionismo o evolución biológica es el proceso continuo de transformación de las especies a través de cambios producidos en sucesivas generaciones).

Bergson entre muchos intereses nos comenta que el Tiempo es relativo. Pero hay que profundizar en su filosofía para entender de qué relatividad nos habla (inmediatamente resulta poco serio creer que lo relativo quiere decir contrario al absoluto, sin más). Polemizando con el trasfondo filosófico dominante en su época, Bergson elabora su idea fundamental: la de la duración...No solamente el hombre se percibe a sí mismo como duración, sino que también la realidad entera es duración. 

La concepción general acerca de los estados de conciencia que nos proporciona la psicología al uso está falseada por una errónea concepción del tiempo, según la cual nos percibimos como una conciencia en la que se agrupan percepciones, recuerdos, vivencias, etc., como un espacio íntimo accesible a cada cual. Pero el modelo de explicación de esta psicología, así como del positivismo en general, está basado en el modelo de las ciencias físicas y matemáticas que, a su vez, se basan en una concepción del tiempo que desprovee a este de su auténtica cualidad. 

Los contenidos de nuestra conciencia -sensaciones, sentimientos, pasiones, esfuerzos- se captan de un modo peculiar: aparentemente están como yuxtapuestos y diferenciados, cada uno con su singularidad y, mediante la inteligencia, los pensamos como dispuestos espacialmente; se trata de una penetración de lo exterior en el interior, de lo que es espacio-temporal en lo que es internamente vivido. Pero, en lo profundo de la conciencia, en el yo interior, los estados de conciencia se funden y organizan en una unidad que no es espacial, sino que posee las características de la duración. La aparente yuxtaposición y diferenciación de los estados de conciencia, tal como los describe la psicología asociacionista, por ejemplo, es fruto de una distorsión operada por influjo del lenguaje y de la inteligencia, que están orientados a la acción y deforman la realidad espacializándola y anquilosándola en unidades discretas y estáticas. Esta tesis de la irreductibilidad de lo superior, es decir, la conciencia, a lo inferior, es decir, la sensación corporal; o lo que es lo mismo, la irreductibilidad del espíritu a materia, es la que emparenta a Bergson con las tesis espiritualistas. 

Martin Heidegger, filósofo alemán, discípulo de Husserl, realiza una inversión respecto al existencialismo anterior (sobre todo el de Sartre) en tanto modifica la relación entre el hombre (un "ente") y el ser. Se trata de pensar todo ente, desde el ser y ya no, desde el ente humano. "El esfuerzo de Heidegger por pensar el ser como relación de los entes en el tiempo está en la base del posterior movimiento hermenéutico" (movimiento que reacciona contra el positivismo).  Éste autor dice que es el Ser quien llama al hombre hacia sí mismo y coloca al hombre donde él está...Desde el momento en que el hombre es libre, puede rechazar su destino y hacerse el sordo a su vocación. Todo hombre tiene que hacer una elección. Puede hacer de sí mismo una cosa entre otras, subordinando su identidad a la identidad de las cosas. O puede escogerse a sí mismo auténticamente, luchando siempre por no ser inauténtico, por no convertirse jamás en una cosa. Puede aceptar su llamada al Ser. Puede sacrificarse por el Ser y vivir con un humilde acto de acción de gracias hacia el Ser

Y tratando del Hombre y el Tiempo sostuvo que el problema del hombre moderno es que demasiado a menudo se busca a sí mismo en la complejidad y superficialidad de la vida moderna, pues se preocupa con los asuntos de cada día perdido en el anonimato de las cosas que existen y así nadie sabe quién es él mismo ni tiene preocupación alguna por sí. De modo que ha remplazado la atención o el cuidado de sí mismo por una inauténtica preocupación. Pero creemos que el Hombre está creado para algo más que eso. Asimismo lo ha determinado Heidegger.  ¿Y porque nos dice?  Pues porque el Ser tiene un Tiempo. El hombre debe hacer frente al tiempo con la propia actitud.  La breve vida y la cercanía a la muerte.

Así magistralmente nos revela Heidegger que el hombre, entonces, se desenvuelve en medio de esos intereses auténticos: la vida es más que una existencia de cada día; la conciencia y el tiempo apremia y anima al hombre. Al vivir, el hombre se da cuenta de que la muerte está siempre cercana, que el hombre es un ser con sentido hacia la muerte...La muerte es realizar su inevitable experiencia. Y es una experiencia que él personalmente debe realizar. Llega un momento en el que el hombre ya no puede decir "todavía no", "otra vez será", "más tarde", "que sea otro", "yo no".

En Carta sobre el Humanismo, Heidegger, escribe  que a partir de dicho querer, el ser es capaz del pensar. Aquél hace posible éste. El ser, como aquello que quiere y que hace capaz, es lo posible. Llevar a cabo significa desplegar algo en la plenitud de su esencia, guiar hacia ella, producere. Por eso, en realidad sólo se puede llevar a cabo lo que ya es. Ahora bien, lo que ante todo «es» es el ser. El pensar lleva a cabo la relación del ser con la esencia del hombre. No hace ni produce esta relación. 

En contra, Sartre expresa de la siguiente manera el principio del existencialismo: la existencia precede a la esencia. Pero para que los que vivimos ahora podamos llegar a la dimensión de la verdad del ser y podamos meditarla, no nos queda más remedio que empezar por poner en claro cómo atañe el ser al hombre y cómo lo reclama. Sartre afirma que el existencialismo es un humanismo. Así dice: "El existencialismo ateo que yo represento (...) declara que, si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y que este ser es el hombre o, como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho. Así pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla. El hombre es el único que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere, y como se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia. El hombre no es otra cosa que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo. Es también lo que se llama la subjetividad, que se nos echa en cara bajo ese nombre. Pero ¿qué queremos decir con esto, sino que el hombre tiene una dignidad mayor que la piedra o la mesa? Pues queremos decir que el hombre empieza por existir, es decir, que empieza por ser algo que se lanza hacia un porvenir, y que es consciente de proyectarse hacia el porvenir. El hombre es ante todo un proyecto, que se vive subjetivamente, en lugar de ser un musgo, una podredumbre o una coliflor; nada existe previamente a este proyecto; nada hay en el cielo inteligible, y el hombre será, ante todo, lo que habrá proyectado ser. No lo que querrá ser. Pues lo que entendemos ordinariamente por querer es una decisión consciente, que para la mayoría de nosotros es posterior a lo que el hombre ha hecho de sí mismo. Yo puedo querer adherirme a un partido, escribir un libro, casarme; todo esto no es más que la manifestación de una elección más original, más espontánea de lo que se llama voluntad. Pero si verdaderamente la existencia precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es; yo opino que es real el motivo o causa del ser."

Ser y tiempo. La distinción entre essentia y existentia, primero ésta o aquélla. La discusión filosófica es Ser-aquí y en el Tiempo el valor y la dimensión de su existencia. Somos (primero) para luego existir, o bien existimos y podemos ser. Sartre sostuvo que nada existe previamente a este proyecto (el Hombre).  

Pero todo el tema es Filosofía. Encanta. Groso modo sólo somos porque existimos pues quien no existe no puede serlo. Sencillo, ¿o no? Pero hay un detalle...Un valor (pensemoslo en la justicia, o la igualdad), ¿Necesita existir o basta con ser? Y la cosa se vuelve demasiado compleja porque, como dice Heidegger, el ser está esencialmente más lejos que todo ente y, al mismo tiempo, está más próximo al hombre que todo ente, ya sea éste una roca, un animal, una obra de arte, una máquina, un ángel o dios. El ser es lo más próximo. Pero la proximidad es lo que más lejos le queda al hombre. El hombre se atiene siempre en primer lugar y solamente a lo ente. Cuando el pensar representa a lo ente como ente, a lo que se refiere es al ser. Pero lo que está pensando de verdad y en todo momento es sólo lo ente como tal y jamás el ser como tal.

Así el pensar dá forma a la existencia o al ser...Buena pregunta...¿Pensar en la igualdad la garantiza como existente? Para algunos el simple "pensar", considerar, discurrir, no dice nada sobre existir. Para otros, todo lo contrario. Pero el tema es filosofía.

En muchos sitios del mundo ciertos valores se olvidan. No se aplican a la gente. En tal contexto me encanta pensar en el pragmatismo, en el espiritualismo,  en el evolucionismo de Bergson y en la idea de Heidegger de que la "conciencia y el tiempo apremia al hombre", de que "el hombre debe hacer frente al tiempo con la propia actitud". Muy valioso será interpretar que nosotros como seres que tenemos un tiempo delimitado en nuestra propia existencia, podemos e debemos hacer valer que nuestras sensaciones, sentimientos, pasiones, esfuerzos, contribuyan con garantizar que ciertos Entes olvidados (justicia, igualdad, etc.) aunque no materializados, no sean relativos en el tiempo.

Dejar ser es muy diferente que dejar Ser. Con el último deseamos que la realización de los valores sea concreta y real; el ente representante de valor pueda aplicarse.  La auténtica realidad es aquella que "lo es" porque si no la hay no lo es. ¿Lo es dónde? ¿En la mente o en la vida misma?

No basta el sentido formal. Lo será "existente" con la concepción material (no hay igualdad con la SÓLA igualdad formal, sino con la verdadera igualdad en sentido material). Si no encontramos la realización de derechos humanos, no hay derechos. No lo existen en el tiempo. Hay que dejar Ser (el ente) y buscar medios efectivos de concretización. La palabra per se no garantiza. Son meras sensaciones. Busquemos esfuerzos. Porque si no serán todos estos derechos "realidades" efímeras, de corta duración en nuestro interior. Y el Derecho sirve para algo más que ello. Será Derecho en cuanto funcione como tal. 

Realidad humana o Hombre, no importa, hagamos de la existencia el Tiempo en lo cual el Ser -ente persona o cosa- se materialice. Hagamos que la realidad -virtual o no- sea fluida, tocable, perceptible. Valores serán derechos siempre que traslademos del papel a la realidad de la vida. El tiempo corre. Podemos hacerlo. Decisión consciente y no sólo para nosotros mismos.




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