
Le dijeron para que se moviese hasta el árbol más grueso. "Quedate ahí mismo". Pues así lo hizo. "Levanta bien la cabeza". Así lo hizo. "No te muevas". Así lo hizo. "Ahora, no se te ocurra nada...ni hablar, ni estornudar, ni na de na". "Así lo haré", pensó. En fin no le dió tiempo de pensar. La manzana se cayó, la verdad se borró, los últimos 3 segundos...Bueno, le dolía un montón la cabeza cuando se despertó. ¡¡VAYA POR DIOS!! (Era muy bizco el lanzador).
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