Paul Auster
El Leviathan... (fragmento)
" Como dijo Sachs la primera vez que vino a visitarme, era un santuario de introspección, un cuarto en el que la única actividad posible era el pensamiento. Había una pila y un retrete, pero no había baño, y la madera del suelo estaba en tan malas condiciones que me clavaba astillas cada vez que andaba descalzo. Pero en aquella habitación empecé a trabajar de nuevo en mi novela, y poco a poco mi suerte cambio. Un mes después de que me trasladase, me concedieron una subvención de diez mil dólares. Había enviado la solicitud hacia tanto tiempo que había olvidado por completo que era candidato a ella. Justo dos semanas después de esto obtuve una segunda subvención de siete mil dólares que había solicitado en el mismo ataque de actividad desesperada que la primera. De repente, los milagros se habían convertido en un suceso corriente en mi vida. Le entregue la mitad del dinero a Delia y aun me quedó suficiente para mantenerme en un estado de relativo desahogo. Todas las semanas iba en tren al campo para pasar un día o dos con David y dormía en casa de un vecino que vivía cerca. Este arreglo duró aproximadamente nueve meses, y cuando Delia y yo finalmente vendimos la casa en septiembre, ella se mudo a un apartamento de South Brooklyn y yo pude ver a David más tiempo cada vez. Por entonces los dos teníamos abogados y nuestro divorcio ya estaba en marcha."
El Leviathan... (fragmento)
" Como dijo Sachs la primera vez que vino a visitarme, era un santuario de introspección, un cuarto en el que la única actividad posible era el pensamiento. Había una pila y un retrete, pero no había baño, y la madera del suelo estaba en tan malas condiciones que me clavaba astillas cada vez que andaba descalzo. Pero en aquella habitación empecé a trabajar de nuevo en mi novela, y poco a poco mi suerte cambio. Un mes después de que me trasladase, me concedieron una subvención de diez mil dólares. Había enviado la solicitud hacia tanto tiempo que había olvidado por completo que era candidato a ella. Justo dos semanas después de esto obtuve una segunda subvención de siete mil dólares que había solicitado en el mismo ataque de actividad desesperada que la primera. De repente, los milagros se habían convertido en un suceso corriente en mi vida. Le entregue la mitad del dinero a Delia y aun me quedó suficiente para mantenerme en un estado de relativo desahogo. Todas las semanas iba en tren al campo para pasar un día o dos con David y dormía en casa de un vecino que vivía cerca. Este arreglo duró aproximadamente nueve meses, y cuando Delia y yo finalmente vendimos la casa en septiembre, ella se mudo a un apartamento de South Brooklyn y yo pude ver a David más tiempo cada vez. Por entonces los dos teníamos abogados y nuestro divorcio ya estaba en marcha."
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