Se me hacía muy complicado no dejar de mirarlo. Un tipo penetrante. La mirada fija. Muy buen guía. Un ser muy peculiar. Se solía de cir que era algo así como un líder en su grupo. Pasivo pero muy pero que muy perspicaz. Le admiraban sus séquitos. Yo también. Le pedí que me llevara a los más alto en lo más alto. No lo ha dudado un segundo. Hicimos un trato -eso no lo puedo decir-. No obstante comento que era legal. Hemos estado caminando bastante rato. Se podría decir que le sorprendí un poco. Me movia con facilidad en todos los terrenos...agua, arena, roca, en los árboles. No flipaba (de miedo) con la fauna de la región -las especies más variadas-. "Quiero volver a los tiempos en que el hombre tenía que arreglarselas", le decía yo. No me contestaba nada -a lo mejor porque no conocía otra cosa que eso exactamente-. Me doy cuenta que si, sería eso. Eso queria yo. Volar al centro del pantano. Caer en la floresta. Caminar. Sentir el verde. Oler la naturaleza. Ver el mar. Entrar a nadar en él. Bucear. Explorar. "Es tu corazón chaval", me dice. "Te pareces a uno de los nuestros", seguia con su poesía. "Has vivido todo lo que el hombre moderno lo busca, quiere y tiene. Sin embargo tú mirada me da a entender que se te ha faltado algo por el camino, necesitas más". Así me cortaba el espíritu con tales proposiciones. Era sabio además. Sí que tenía la razón. Me encantaba su razón. "Por eso estás aquí". Viajé el mundo para llegar en tal lugar. Confieso que busqué las olas. Es verdad. Me fuí ahí por ellas. Lo dejé todo. Los relacionamientos todavía existen (hoy hay internet). Pero al encontrar aquel admirable mundo nuevo para mí...¡¡Upf!! Nada se me hacía duro. No tenía problemas. Creía yo tenerlos. Mi única preocupación: la salud. Trataba de alimentarme bien. Con lo que podía, pero bien. Los problemas son como el ventarrón. Te obligan. Con ellos no sabe si alzar vuelo o morirte. Me doy cuenta que nunca es tarde. "No importa lo que se haya vivido, no importa los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir BASTA, para oír la llamada que tenemos de buscar la perfección, para sacudirnos el cieno y volar ALTO. Lánzate. Enigmas e inseguridades.". Así era este hombre, así eran las cosas que me decía. Al llegar en la cúspide me mira. Levanta bien la cabeza, me hace ver el horizonte. Se baja a recoger unas piedras. Se pone de pie. Vuelve a mirar hacia mí: "mantén la respiración...".
Treasure Hunter
1 comentario:
Me encanta la profundidad de su mirada que inspira a lo instintivo, los sustancial y lo original que hay dentro del hombre. A uno le entran ganas de mantener la respiración y sumergirse en esos ojos. Por otra parte, la busquedad del mar,como decía Herman Melville, tiene una salvaje fuerza de atracción y magnetismo para el ser humano.
Salu2. Un beso.
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