Éramos tres. Se lo dije a los dos que venían conmigo. No tenemos que meternos hasta el fondo. Por allá, muy lejos, puede que se nos falte el aire. A ellos dos les dio igual. Empezamos a beber mucha agua. El que se iba más adelante comenta: "tengo gaseosa". A nosotros que seguíamos desde atrás nos resultó gracioso. Cómo se le ocurre a alguien en tal proyecto traerse gaseosa. Mal teníamos para comer. Los días pasaban muy despacio y el calor aumentaba. Sentíamos tanto la falta del aire, el aire limpio. Todo se hacia complicado. En muchos momentos la angústia pesaba tanto que las fuerzas se migaban. Lo bueno de estar los tres es que nos autopoliciábamos. Uno se pregunta si tal término existia. El otro contesta: "no importa eso, la semántica, la semántica; la lengua es dinámica y todo en la vida sigue un curso de constante renovación.". El tercero -callado hasta ahora- también se manifiesta: "wow! eso sí que es ser un pragmático!!!" jajajajajajajajajaj...nos reímos todos. Por ahí donde andábamos no hacia ningún sentido entrar en los detalles de ser un purista o un pragmático, pero así somos los humanos, en ciertos momentos decimos despropósitos, nos apartamos de tal forma de lo regular. En casos no pasa nada. Pero en una circunstancia tan especial es notorio que nos volvamos así de locos. El calor vuelve. Se queda en la garganta. Yo particularmente lo tenía aquí hasta arriba. Se me calentaba mucho la cabeza. Me mareaba, volvía. El number one -así le llamábamos porque sabía de todo, hacía de todo y bien- se me acercó y me tomó la mano (intentó ver mi pulso creo). No obstante todos manteníamos el ritmo de la caminada. El que venía por último puso música. Gritamos los dos otros "vaya ¿¿como hay señal'??" No..."son pilas". Casi nos desanimamos porque claro dentro de nada se acabarían. En fin. Suena Red Hot Chili Peppers con Soul to squeeze y cantamos frenéticamente. La poesía paira mucho en estos momentos. El corazón lleno de sentimiento. En fin. A caminar. Cuando no podíamos más, agotadísimos, se nota un agujero al fondo del todo. Empezaba a caer mucha agua, llovia torrencialmente. Cuanto más nos aproximábamos más fuerte se hacía el ruido de la lluvia. Cruzando un pequeño muro lleno de lama, llegamos justo abajo del agujero. Nos pusimos los tres a mirar hacia arriba. En este preciso momento la lluvia se detiene y como que por un toque de magia todo se vuelve distinto. Nos transformamos los tres en otra cosa. La lluvia cede al sol intenso. El cieno blando, suelto y pegajoso, de color oscuro pues se vuelve verde...plantas y flores. En lo más alto vemos un cielo azul. Lindo. Un día precioso tenía que hacer. No logramos saltar y salir. Veíamos de vez en cuando gente pasar, hablar, reir. Seguimos ahí con ganas. El mundo estaba justo ahí y nosotros como que en un universo paralelo. Uno dice: "¿¿qué nos pasa?? Estamos como que atrapados". El otro que va por delante en la escala lo contesta: "¡¡creo que estamos enamorados!!". Me permito participar de la charla. Comento con cierto aire incrédulo: "somos lo que podemos ser ahora, pero todo lo exterior que mueve la vida se nos está muy cerca. Podemos seguir aquí con este sentimiento o bien buscarnos otro modo de ser parte del todo." Me miran los dos, mueven sus cabezas algo perplejos -estabámos los tres perplejos- y lo admiten: veníamos caminando en el peor de los caminos y parecíamos bien; ahora que nos encontramos delante de la gran oportunidad de cambiar el paradigma nos ponemos así. Miramos los tres para arriba, contemplando el cielo. En este instante alguien comenta a otra persona desde fuera: "¿¿dulce esclavitud o ardua libertad??".
Treasure Hunter
No hay comentarios:
Publicar un comentario